El
nombre de la rosa es, sin lugar a dudas, uno de los mejores retratos
de la baja edad media. Puede que en algunos aspectos carezca de rigor
histórico, pero la habilidad con la que aparecen representadas
algunas de las ideas clave para comprender este periodo es
inigualable. Con el teocentrismo medieval de fondo, y la crisis
incipiente de una época que se termina, El nombre de la rosa es un
vehículo excelente para adentrarnos en la comprensión de un periodo
histórico al que no siempre se le presta la suficiente atención,
aunque actualmente sea el período preferido para gran parte de las
novelas de tinte fantástico.
Al
parecer, según el propio autor, el inicio de la novela fue el
entusiasmo de Eco por asesinar a un monje, y después del primer
asesinato llegaron otros más, quedando en manos de Guillermo de
Baskerville la labor de encontrar al asesino, cuyo móvil no es otro
que evitar que salga a la luz un libro sobre la risa, escrito por
Aristóteles, y que terminará quemado en las llamas de la
ignorancia.
"-La
risa es un viento diabólico, que deforma las facciones de la cara y
hace que los hombres parezcan monos.
- -Los monos no ríen. La risa es propia del hombre.
- -Como el pecado."
"La risa es propia de los
hombres simples."
- "Pero que ocurrirá si por culpa de este libro, los hombres doctos declaran que es permisible reírnos de todas las cosas. ¿Podemos reírnos de Dios?!El mundo desembocaría en el caos!"
"Y
ahora que estoy viejo, muy viejo, debo confesar que de los rostros
que se me aparecen del pasado el que veo más claro es el de esa
joven con quien nunca he dejado de soñar durante todos estos años.
Fue mi único amor terrenal aunque nunca supe ni averigüé su
nombre."
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