COMO AGUA PARA CHOCOLATE.

Como el agua cuando está a punto de hervir, cuando todo él es puro deseo, deseo de cambiar, de ser penetrado por el chocolate, de pasar a ser otra cosa, un todo completo, dulce, sensual... así esperábamos ansiosas este primer encuentro de nuestro club de lectura, con un título tan sugestivo como acertado.

La reunión no ha resultado conflictiva, porque el punto de vista ha sido casi unánime, solo nuestro compañero Vicente ha intentado defender la indefendible postura de la dictatorial madre, que obliga a su hija a permanecer soltera y a su cuidado, como ha ido sucediendo en generaciones anteriores, así como de Pedro, algo parecido a un hombre, que acepta casarse con la mujer que no quiere solo por estar cerca de la que ama.

Tita, la protagonista, se expresa mediante la cocina, vuelca sus sentimientos en los alimentos, y llegan hasta los comensales, que unas veces se deleitan con el resultado, otras acaban llorando amargamente como la cocinera, y en otras ocasiones tienen que correr a darse una buena ducha fría. Tampoco creo que sea tan buena como en general han opinado, e incluso pienso que los kilos de más, el mal aliento y los gases de Rosaura, los provoca ella con sus guisos para apartarla de Pedro.

Si hay un hombre de verdad en esta novela, es John, amable, inteligente, divertido, rico... y dispuesto a cumplir todos los deseos de Tita, ¿y qué hace una mujer cuando encuentra al hombre perfecto? dejarle por un indolente que nunca la comprenderá... "y respondió la diosa de Citeres, prefiero, como todas las mujeres, que me ames poco tiempo y con locura".

Pero mi personaje favorito sin duda es Gertrudis, que deja libres todos sus instintos y corre, desnuda de ropas y prejuicios, al encuentro del amor, del sexo, de la vida...